¿Quién dijo que clasicismo y contemporaneidad no pueden convivir en suma armonía? Esta casa desmentiría a quien suscribiera a esa idea. Una fachada clásica da lugar a una vivienda de diseño contemporáneo en su interior aunque –como es sello del Estudio– mucho más regido por la búsqueda de permanencia que por las últimas tendencias. Los comitentes: él, proveniente del mundo ecuestre, criador de caballos y propietario de un club hípico, es sumamente clásico en sus gustos [ver Haras Lezama]. Ella, diseñadora de indumentaria, promueve lo contemporáneo. De la fusión de estilos resulta este hogar que el Estudio diseñó para la vida del matrimonio con sus tres hijos. La casa fue diseñada a partir de un núcleo central que se repite en todas las plantas y contiene la circulación vertical, la chimenea en el living y lugares de guardado en los tres niveles. La planta baja contiene las áreas sociales, la planta alta se reserva para la zona privada y el subsuelo está destinado a las áreas de servicio, un playroom y una sala de cine. En la planta baja el interior y el espacio semi cubierto se conectan a través de una serie de puertas dobles que generan una completa integración. Para reforzar esta propuesta, los pisos de toda la casa –cocina incluida– se realizaron en madera de lapacho, material que se continua en el deck exterior que abarca la galería y la zona de la pileta. Todos los ambientes gozan de buenas vistas al parque repleto de árboles añosos y uno de los puntos que volvió atractivo al lote a la hora de su elección. La solidez de la construcción y el clima monocromático contribuyen al buscado efecto de atemporalidad.