Un cliente de siempre encargó el diseño del equipamiento de su nuevo barco. El trabajo incluyó la modificación de algunas de las características predeterminadas del modelo. En particular se buscó suavizar ángulos agudos en muros, mesas, camas y otras piezas de mobiliario, convirtiéndolos en líneas curvas más amables. También se depuraron formas y se redefinieron las terminaciones, integrando la estética buscada con el código náutico –que para el arquitecto Muradas, hijo de marino, resulta un lenguaje familiar–.

Como es seña particular del Estudio, se cuidó que los mismos materiales recorran todos los espacios generando integración y pureza visual. Los revestimientos, las maderas, la iluminación y demás detalles se seleccionaron de acuerdo a la estética y a la paleta definidas.  Se optó por una alfombra resistente al agua para exterior e interior a tono con el revestimiento de muros y cueros de tapizados de todos los espacios, siempre en materiales aptos en sus versiones opacas y en colores naturales. Para todo el equipamiento interior de la zona de estar, comedor y camarote principal, se eligió un roble con lustre claro. Los baños y la cocina se resolvieron con laminados también en tonos tiza. Se colocaron cortinas Hunter Douglas, metálicas o tipo roller según los espacios. Aunque la mayor parte del mobiliario es fijo, se eligieron algunas piezas móviles especiales, como la mesa y sillas del cockpit y el banquito del diseñador Serge Rodrigues, todo de Acento. La blanquería es de Ramos Generales.  

Los decks y planchadas se hicieron en teca, la misma madera de los muebles de exterior, adquiridos en Coin Vert de Punta del Este. La recurrencia a los mismos materiales para las zonas abiertas e interiores, la suavidad de las líneas y la unidad cromática generan una sensación espacial de calma que replica la serenidad del agua.