En uno de los colegios ingleses más emblemáticos del país, Jorge Muradas proyectó la refuncionalización del antiguo edificio para alumnos pupilos. Recuperar el esplendor original de la construcción y proyectarla hacia el futuro fueron los ejes del proyecto. Trabajar en la comprensión de lo existente implicó desandar el camino de sucesivas intervenciones que habían ido desvirtuando la armonía y el equilibrio que el edificio presentaba originalmente. Volver a la simetría típica del clasicismo reconstruyendo un ala, restablecer los patios originales y ampliar el edificio mediante un nuevo sector respetuoso del conjunto fueron algunas de las principales propuestas, todo desde un modo de proyectar contemporáneo, consecuente con la historia y capaz de volverla legado vivo para las nuevas generaciones. La resultante, un edificio de layout clásico con cuatro caras y dos patios internos, limpio y funcional, con espacios naturalmente iluminados. Un correlato arquitectónico de la tradición y la visión de futuro que caracterizan a la institución.