haras abril
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haras abril
Lezama | Provincia de Buenos Aires
2017
arquitectura interior: Arq. Jorge Muradas
interiorismo: Acento Muradas
fotografía: Daniela Mac Adden
retoque digital: Silvia Cardozo
textos: Sol Dellepiane

Una casa a modo de hotel boutique, donde el dueño de un haras recibe a sus clientes para ofrecerle la experiencia de convivir con los caballos. Leer más

Un cliente reincidente [ver Casa El Molino], esta vez con un encargo muy especial: un haras con vivienda; una construcción que se integrara con la infraestructura ecuestre. La casa se pensó como una especie de hostería de campo donde los clientes del haras pudieran disfrutar de una estadía en contacto con las actividades de cría, salto y entrenamiento equino. Pero también como el lugar que alojara al propietario y a los suyos durante fines de semana inmersos en la pasión familiar. El partido: una herradura en la cual el lado más extenso ofrece vistas hacia la pista, mientras que el resto da a galerías orientadas hacia un claustro, zona de trabajo y de desplazamiento de los animales. Una sola planta como en las típicas casas de las pampas, de una simetría absoluta y con una circulación abierta, fluida, donde todos los ambientes se conectan. En pos de la continuidad visual, como piso para todos los espacios –los cubiertos y los semi cubiertos– se recurrió al pórfido patagónico. Este solado recorre todas las galerías; en aquella que ofrece vistas a la pista, se desarrolló un gran deck de madera. El techo es de chapa negra, la carpintería de madera oscura y los muros exteriores, de color gris. La zona social está contenida en un gran rectángulo con un eje central marcado en ambos sentidos por una chimenea. En torno a ese módulo se organizan el living de un lado y del otro la cocina, moderna y funcional, con un espacio de parrilla. El resto de este sector, muy amplio, se reservó para albergar al comedor con dos grandes mesas y, en los extremos, zonas dedicadas al relax. Cuatro suites se suceden a lo largo de las dos alas. Para la puesta interior primaron la versatilidad de los espacios y la intención de un clima cálido, rústico y confortable. El efecto buscado se logró con materiales como el cuero, la madera y el hierro, con colores neutros, muebles y lámparas de diseño y alguna pieza de herencia familiar. El objetivo de integración con la vida ecuestre se logró con creces. Los visitantes, principalmente extranjeros, fascinados con la propuesta.

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