La casa se desarrolla en un clásico solar del Casco Histórico de Buenos Aires con planta en claustro sobre un lote cuadrado de 15 x 15 metros que, años antes, había atravesado una intervención de calidad. Sin embargo, luego de vivir en ella durante una década, sus dueños detectaron que ciertos cambios funcionales, como también a nivel estético y tecnológico, llevarían a la propiedad a ofrecerles un estilo de vida más afín a sus necesidades. El trabajo transcurrió en total sintonía con los comitentes, un prestigioso publicista, su mujer y sus cuatro hijos, que se ven inspirados al convivir con el confort contemporáneo y a la vez con la magia de la historia. Uno de los ejes del proyecto fue generar máxima integración con el patio central, alma de la casa, convirtiéndolo en esta nueva propuesta en un gran living. Se diseñaron grandes ventanales de hierro y vidrio repartido; el de la planta superior se eleva hasta una cúpula que baña todos los ambientes de luz natural. En un juego de épocas que se convirtió en leit-motiv de la intervención, la caja se dejó sin revocar, con sus ladrillos a la vista pintados de blanco. En cambio los elementos de hierro –las ventanas, la reja de la galería en voladizo y las puertas originales de madera– se pintaron de negro. Los techos, con vigas de pinotea y ladrillos también a la vista, permanecen como un testimonio del pasado, mientras que los pisos de madera de la planta alta fueron blanqueados y los de la planta baja, hechos in situ en un granítico color cemento. Para complementar todas estas decisiones que prueban que la armonía de elementos contrastantes es posible cuando se trazan líneas de coherencia, se realizó un minucioso trabajo de interiorismo con muebles de diseño actual y una paleta de colores serena, con predominio de blanco y gris en el equipamiento y varios guiños a otras épocas, con su nota de calidez. En la última planta se desarrolla la terraza con pileta. Nuevamente buscando la integración, se pintó el deck de negro como las mansardas del entorno. El contrapunto de blanco y negro sumado al verde de la vegetación logra generar un agradable clima de serenidad en plena ciudad.