La obra está situada en Quartier Punta Ballena, unos 15 kilómetros al sur de Punta del Este. El edificio balconea sobre el mar justo en la pendiente que la geografía natural traza a esa altura de la costa aprovechando las vistas únicas del atardecer que regala la Mansa. Con una planta apaisada que remata en una amplia terraza con muros de piedra uruguaya, el departamento, de muy buena factura original, se encontraba en impecable estado, de modo que la intervención del Estudio se centró en una propuesta de diseño interior. Como es habitual de la firma en estos casos, se buscó generar una ambientación con mucha presencia del color blanco; la madera, se utilizó como material que consuma la síntesis entre depuración y calidez en una serie de piezas de equipamiento hecho a medida; una paleta de azules y turquesas introduce la impronta marina; y algunos elementos en mimbre como la lámpara del comedor llegada desde la porteña Iluminación Agüero y el sillón del dormitorio principal, proveniente de Asia. En cuanto a las tiendas locales que aportaron mobiliario y objetos, cabe destacar a Marabierto y Occidente. Una de las premisas del trabajo fue lograr la máxima integración entre la unidad interior y la terraza prolongando un techo de madera y cañas que genera un semi cubierto ideal para días soleados, atardeceres frescos y noches ventosas. Con este ambiente ganado al exterior, el departamento cobró nuevas dimensiones y terminó de fundirse con el espectacular entorno de mar.