En el caso de la tienda situada en el tradicional Mercado de San Telmo, uno de los reductos más antiguos de la ciudad de Buenos Aires, se homenajeó la historia del lugar realzando la fachada con carpintería metálica hecha a nuevo que remite a los orígenes del mercado. Se le dio gran importancia a la vidriera, donde los productos atraen al visitante como lo hacen los muebles y objetos que se destacan en los anticuarios vecinos. Una vez dentro del local, la ambientación emula un viejo almacén, con las clásicas estanterías de madera y la oferta exhibida a repetición.